lunes, 4 de julio de 2011

Sai no Kawara

Sai no Kawara es la orilla del río Sanzu no Kawa. Según el budismo, río de los muertos que se atraviesa siete días después de la muerte, donde van temporalmente los niños al morir. En japonés, la expresión Sai no Kawara, se utiliza como símil de los esfuerzos vanos.  Un fragmento del libro El año de Saeko de Kyoichi Katayama me ha ayudado a darme cuenta de cual es realmente mi opinión en temas como la fertilidad, el aborto, la maternidad o los vientres de alquiler:

Antes, los niños eran algo que venían de un lugar remoto que estaba más allá de la intelección del hombre. Ahora, se han convertido en algo difíicil de alcanzar a no ser que medie la incitación a la carne o su comercialización. El ser humano, mediante la ejecución de acciones de carácter económico, se ha venido enfrentando sin cesar a la naturaleza. Como resultado, la naturaleza, intocada ha desaàrecido de la faz de la tierra. Incluso un útero. Ya no es un lugar íntimo que permi.te conectar con el futuro o con el universo, sino que, sujeto al control de los conocimientos y los deseos humanos, ha entrado en el ámbito de lo económico. En el útero de Saeko estaba presente el capitalismo salvaje. Y quizá su locura, más bien, su sano juicio, era un rechazo a esa barbarie.

Siempre me había parecido bien el tema de los vientres de alquiler. Lo consideraba algo legítimo que a cambio de una suma de dinero, una mujer se ofreciese como recipiente de vida. El "pago" es merecido debido a las molestias, el pago de los gastos médicos... No era capaz de ver la intención de lucro, y ahora que me he dado cuenta de que la labor no esdesinteresada (si lo sé, que ingenua), he sentido un profundo asco. ¿Por qué no crear un dispensador de úteros? Se trafica con multidud de cosas, desde órganos hasta mujeres...Es extraño que en este mundo globalizado, lleno de grandes multinacioneles, no haya un negocio (que si que lo hay) respaldado por grandes empresas, de úteros, como si de un videoclub se tratase. El deseo de la paternidad ha llegado al mundo empresarial de manera feroz, haciendo que se inviertan grandes cantidades de dinero en investigación para la concepción en situaciones de dificultad. Y ahora aparece el conflicto con el tema de los tratamientos de fertilidad, pero eso será tratado otro día.  

Pensando en este idea me vino a la mente la crueldad de la naturaleza. ¿Cuántas veces se habrá dado la paradójica situación de, que en una consulta ginecológica, haya dos parejas, una, de adolescentes, yendo a abortar, y la otra, un matrimonio que busca, y ansía un hijo? Después, volvi a la Tierra, y me di cuenta de que no es la naturaleza la que otorga vida a quien no la desea, y se niega a quien la, quiere, sino que la responsabilidad habita en nuestras acciones. Es obvio, que nuestras circunstancias a veces,  son aleatorias, pero siendo responsable, y teniendo una vida sana, hay menos probabilidades de ser víctima de un cáncer,  de diabetes, o de espermatozoides con baja movilidad.  ¿Y qué hay de esa ansiedad, en aquellas mujeres que quieren un hijo propio, cuando hay tantos niños que necisitan unos padres? La respuesta a esto son las dificultades, la burocracia, y los trámites en las adopciones... Una vez más el cíclico problema sin solución...
A riesgo de parecer conservadora, mi perspectiva ha cambiado. ¿Por qué jugar en el laboratorio, para crear otro ser, si con esfuerzo se puede salvar la vida de un ser que ya siente, y cuyo futuro es incierto?Desde mi punto de vista, el problema está mal planteado, desde el momento en el que se otorga un mayor presupuesto a la investigación para combatir la esterilidad, en lugar de destinarlo a agilizar los procesos de adopciones, o mejorar las condiciones de los orfanatos.

Para finalizar, añadir que lo que más me inquieta de éste tema es si yo sería capaz de aplicar mi criterio. ¿De verme en la situación, intentaría tener un hijo propio, antes de pensar en adopotar, tan solo por experimentar las sensaciones del embarazo? ¿Es esa emoción responsable del desarrollo de la industria de la fertilidad? ¡Qué inteligente, aquel que se dió cuenta, de los millones que mueve el deseo de ser padres!

...Los niños muertos, en la solitaria orilla del rio, levantan una torre con las piedras planas de la ribera para consolar la aflicción de los padres. Aparece un diablo y derruye la torre. Cuando terminan, el diablo la derruye de nuevo. Los niños soportan estos esfuerzos vanos sin fin.



1 comentario:

  1. Recuerdo cuando me enseñaste fragmento del año de Saeko en la playa jiji. Sinceramente, estoy completamente de acuerdo contigo; es paradójico el oficio de un ginecólogo: hoy practica un aborto y mañana insemina a una mujer. También me ha gustado mucho lo que dices sobre el mercado que tienen montado con los vientres de alquiler; !Qué inteligente, aquel que se dió cuenta, de los millones que mueve el deseo de ser padres!
    Aunque no lo creas, te sigo jeje

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