miércoles, 16 de mayo de 2012

Poda

Podría considerar que me hallo en un momento de crisis, o al menos eso es lo que están significando para mí los últimos meses. No se trata de algo que tenga que ser perjudicial, si no que todo se ha dispuesto de una manera convulsa e inmediata cristalizando en un momento en el que o bien, te haces cargo de todo lo nuevo y lo asimilas, o te dejas ir. Y de la bruma de dudas, se alza una sola verdad, las personas. 
El desasosiego de pensar en equivocarse, en todo lo que me queda por estrenar y descubrir, por vivir y por errar, es una mordaza infinitamente mas dura que el sufrimiento. El sufrir por miedo a sufrir, el temor a ser distante con los sentimientos que no brotan, con los que se van, y con los que quieren salir.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cuando el silencio es el lenguaje más fuerte.

Recuerdo una habitación en la que todo carecía de sentido y a la vez estaba lleno de significado. Son frecuentes en mi pensamiento todos aquellos momentos que carecían de intensidad y yo sin embargo estaba allí. Cuando el auriga de las decisiones es cruel y se alimenta de un sentimiento de vacío. Cuando la perdida o la falta de ella se instala en tus manos y no te deja tener sueños. Si el futuro no parece probable y poco después te das cuenta de que siempre ha estado ahí. No se trata de sentirse náufrago, tampoco de querer perderse... Podría haberse llamado inquietud. Has de saber, que se puede escapar de la melancolía pero para ello hay que querer. No habrá mas lugar para el desprecio o comentarios insidiosos llenos de envidia un orgullo estúpido. Ni Alexei, ni Fausto, ni el odio, ni el engaño salvarán nada de aquello ni de lo venidero a costa de tus esfuerzos. La esperanza que guardo es que la maltratada evasión consiga ser un antídoto de la incapacidad para poder descubrir la belleza, el placer o la pasión. Por todo aquello que no dije y si que sentí, y por lo que creí expresar siendo el espejo de la dura carga de la idealización sobre mis hombros.

sábado, 5 de mayo de 2012

Aprendeher


Adoro la intensidad de aquellos momentos en los que parece que has estado perdida, y en el abismo te das cuenta de que tan solo estás haciendo lo que deseas. Así es y que así sea. Citando al maestro una vez más:



 Mitad arrepentida y encantada, de haberte conocido, lo confieso. Tú que tanto has besado. Tu que me has enseñado. Totalmente decepcionada por permitir que esa simple necesidad e indigestión echase raíces.

Y de los restos... No hay necesidad de recuperar, sino de aprender, olvidar y una vez más seguir y seguir creciendo. Nada que sentir y en absoluto nada que añorar. Y que los nuevos sueños no sean sueños sino certezas libres, sinceras y puras.